martes, 28 de octubre de 2008

“TODO A SU TIEMPO”


Hay un tiempo para cada cosa, y un momento para hacerla bajo el cielo.

Hay tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo par aplantar y tiempo para arrancar lo plantado.

Un tiempo para dar muerte, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir y un tiempo para construir.

Un tiempo para llorar y otro para reír; un tiempo para los lamentos, y otro para las danzas.

Un tiempo para lanzar piedras y otro para recogerlas; un tiempo para abrazar, y otro para abstenerse de hacerlo.

Un tiempo para perder; un tiempo para guardar y otro para tirar fuera.

Un tiempo para rasgar, y otro para coser; un tiempo para callarse y otro para hablar.

Un tiempo para amar, y otro para odiar; un tiempo para la guerra y otro para la paz.

Finalmente, ¿que le queda al hombre de todos sus afanes?

Me puse a considerar los varios centros de interés que Dios presenta a los hombres, y noté lo siguiente.

Él hace que cada cosa llegue a su tiempo, pero también invita a mirar el conjunto. Y nosotros no somos capaces de descubrir el sentido global de la obra de Dios desde el comienzo hasta el fin.

Comprendo que para el hombre el único bien es gozar la vida y tener el bienestar. Que uno coma y beba y goce de felicidad, eso es un don de Dios.

Yo sé que Dios actúa con miras a toda la duración del tiempo; a esto nada se le puede agregar ni quitar; y Dios hace que le tengan respeto. Ya fue lo que es, y lo que será ya fue; y Dios recupera lo que se ha ido.

Seguí reflexionando sobre lo que sucede bajo el sol: en el lugar del derecho, está mal; en el lugar de la justicia, está la maldad. Pensé: “Dios juzgará al justo y al criminal, porque hay un tiempo para cada cosa, y Dios juzgará las obras de cada uno.”

También pensé lo siguiente acerca del destino del hombre: “Dios les hace ver claramente que no son más que animales. De hecho el destino del hombre y el del animal es el mismo; muere el uno y el otro también: los dos tienen la misma alma; la superioridad del hombre sobre el animal es nula; pues todos pasan como el viento. Todo va al mismo lugar, todo proviene del polvo y volverá al polvo.

¿Quien sabe si el alma del hombre sube arriba y la deltas bestias baja hacia la tierra? Comprobé que lo mejor para el hombre es gozar de sus obras, porque esa es la condición humana. ¿Quién le dará a conocer lo que pasará después?”

SALOMÓN
Eclesiastés 3:1-21 (fragmento)
Por: Fernando Moctezuma

martes, 21 de octubre de 2008

"SOBRE LAS PROPOSICIONES DE LA VICTORIA Y LA DERROTA"


Para este número, es importante considerar que la guerra tienen diversos enfoques, y que no solamente es el enfrentamiento o choque de dos o más grupos militares o paramilitares, y a veces es bien cierto que algunas ideas de orden bélico también hablan algo de sabiduría, y es algo rescatable del siguiente autor, que con ánimo concreto ha englobado ciertas conductas de vida:


1. Es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo

2. La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia.

3. Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
SUN TZU
“EL ARTE DE LA GUERRA”
Por: Fernando Moctezuma

martes, 14 de octubre de 2008

SONETO AMOROSO

Mirando que las secciones anteriores se encuentran conexas por factores del tiempo y época, esta tercera sección ofrece un ejemplo breve y sencillo de un soneto barroco del siglo XVI o XVII:

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida, que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amara solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste su abismo.
¡Mirad cual amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS
Por: Fernando Moctezuma